Arnold Leese - Asesinato ritual judío


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Arnold Leese - Asesinato ritual judío
(Mi Defensa No Pertinente)


El 15 de julio de 1936, Sr. Oliver Locker-Lampson, M.P., un amigo desde la niñez del clan Rothschild, preguntó en la Camara de los Comunes al Attorney-General si había hecho uso de procedimientos del instituto legal en contra de los autores o publicadores de The Fascist, ya que la emisión del diario del mes julio contiene alegatos contra los Judíos sobre la práctica del asesinato ritual. El Attorney-General contestó que la materia estaba bajo consideración. Como resultado final de esta "consideración" se le sentenció al encarcelamiento de seis meses de penalidad, el 21 de septiembre de 1936, por el juez del caso, un Masón del Grado 31 del Rito Escocés. Pero es importante notar que se obtuvo una convicción, no solamente en la emisión del asesinato del ritual, que no contó con por la Prosecución por el propósito de imponer silencio, pero si en los volúmenes enteros de julio de The Fascist, y particularmente en palabras usadas por mí con referencia a la disposición de los Judíos.

Bajo la ley de libelo, no se pueden usar como un argumentos en mi defensa las verdades de mis declaraciones con referencia al Asesinato Ritual; se juzgó bajo ley la veracidad de lo que se había escrito en las declaraciones, y que ello "dio los argumentos a Su Majestad para hacer responsable a la fe Judía responsable de sospecha, afrenta y boicot" y así se sumó a una campaña pública.
¡Vine a la Corte totalmente preparado, por si se desafiaba la veracidad de mis declaraciones, para justificar las palabras que había hecho en The Fascist, y estaba listo aun para demandar a ese "Rex," el fiscal, que debió producir en la Oficina del Archivo Pública las Cláusulas y Rollos de la Patente del Estado con que se archivó como un Asesinato Ritual Judío como se estableció el hecho en este país! Pero estaba prohibido por el juez usar esta línea de defensa; no había materia de que otro hubiera culpado a los Judíos de asesinato del ritual, o como a menudo, que hechos históricos lo probaran, o cuántas convicciones hubo debajo de la autoridad propia jurídica; así, cuando le pregunté al Inspector Kitchener, el único testigo que apareció contra mí, "Cuando trajo este caso, ¿estaba usted bajo la impresión de que ese Asesinato del Ritual era una cosa del pasado?" y contestó "Sí", el juez intervino con el comentario: "La verdad de un libelo es que no hay ninguna defensa, debo señalar de nuevo."
De nuevo, el Attorney-General, quien actuaba como Prosecutor del Consejo, interrumpió otra pregunta mía al mismo testigo, por el comentario: "En mi consideración, se sienta correctamente que el demandado no está en ningún caso autorizado de probar la basura de un libelo sedicioso como una justificación para haberlo publicado". El juez entonces dijo, "Esa es la ley como yo la entiendo". ¡Me hizo deterner en ese proceder y no ir más allá en tal línea de defensa porque sería de desprecio para la Corte, porque la "verdad" del "libelo" no era "pertinente" a la emisión del juicio! ¡Tal sería la ley, pero no es justicia!

¡La última cosa que la Mano Oculta Juedo-Masónica quería era el verdad acerca de Asesinato Ritual! Desde que salí de prisión el 6 de febrero de 1937, hasta esta fecha, he estado muy ocupado en escribir sobre el asunto del Asesinato Ritual; pero a pesar de los tantos hallazgos que han encontrado los anti-judíos, las personas que nunca han investigado la materia todavía imaginan que el Asesinato Ritual Judío no sólo no ha existido y no existe, sino que es una ficción inventada por fanáticos y locos antijudaicos, y como tal, aprovechada por mí en mi campaña contra los Judíos, por lo que me llega a ser necesario tomar pasos defender mi reputación, propia como un hombre de buena fe, por compilar y publicar este libro. Lo que el procedimiento de la corte me prohibió hacer en defensa propia, lo hago ahora en estas páginas, y no tengo ninguna duda acerca de las conclusiones a que mis lectores llegarán en la materia.
El asunto de Asesinato del Ritual ha estado siempre controlado por el Poder del Dinero Judío, que manda en este país de modo tan satisfactorio como los otros, y ha tomado todos los pasos posibles de suprimir el tema. La razón es ese Asesinato Ritual era la dinamita que finalmente voló al Judío fuera de Inglaterra en 1290, fuera de España en 1492, y fuera de Alemania en nuestro tiempo. ¡Los Judíos lo saben; y yo lo sé demasiado! Pero no hay ninguna ley británica, ni un Mando, que haga del Asesinato Ritual Judío un tópico prohibido en este país. Se publicó un libro de Sir Richard Burton acerca de esto poco después de su muerte, cerca al fin del último siglo; el libro de Strack, que defiende a los Judíos de esta imputación, se tradujo y publicó en Inglaterra en 1909; mientras el Judío, C. Roth, publicó su Ritual Murder Libel and the Jews, en 1935. En Francia como en Alemania, hay libertad de expresión sobre el asunto.
¡Desafío y desafío al Poder Judeo-Masónico que rige este país, con la publicación del presente trabajo, en 1938, no sólo en mi defensa, sino además en el interés público de romper el ataque a la Libre Expresión, que se desarrolla rápidamente y donde quiera que cualquier crítica de la conducta pasada o presente de los Judíos se convierta en un ataque, contando para ello con el cargo ridículo de que es probable que se altere la paz si se habla la verdad sobre los mismos!. Pongo así en orden que los Judíos no escaparán absolutamente -pese al Poder de Dinero y Masonería- del peso de un cargo que, en mi opinión, ha sido probado contra algunos de ellos en varias ¿pocas. Mi objeto es, y siempre ha sido, a pesar de que mi Masónico juez tenía que alteraba "una materia de Estado establecido", dar a saber que hay un estado de Judíos dentro de este país en igualdad con británicos, una condición que es intolerable en nuestra civilización, e iluminar el público en su naturaleza verdadera como seres que poseen instintos absolutamente incompatible con los nuestros, para que se vayan, legal y pacíficamente, a un Hogar Nacional en que se quieran vivir juntos. En esta opinión guardo similitud con el más grande de los reyes ingleses, Edward I, quien expulsó a los Judíos de estas fronteras en 1290.

El mantenimiento de la Libertad de Expresión demandará al Asesinato Ritual Judío y lo hará un asunto por discusión abierta, como Suttee y Thuggee y los sacrificios del México Azteca, y todo lo que hay sobre asesinatos rituales que, como en la versión Judía, seguirían hoy día en práctica si los arios no hubieran interferido previniéndolos. ¡Si el mundo piensa que no tengo razón, en este libro pruebo mi caso! ¡Puedo hacerlo! ¿Pero pueden los Judíos? El Jewish Chronicle (25 de septiembre, 1936) se quejó, después de que terminara mi juicio, que los judíos no habían tenido en ninguna oportunidad que refutar un cargo de Asesinato Ritual. ¡Pues ahora tienen una!


Arnold Leese
1 de marzo, 1938


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